La Otitis, es una de las enfermedades más frecuentes en la clínica de pequeños animales.
Es una inflamación de los tejidos que conforman el oído, debida generalmente a una infección que puede tener diferentes causas. Puede ser Externa o Media y afectar a uno o ambos oídos.
Existen muchos factores que predisponen al animal a padecer Otitis (hacen que sea más fácil que surja el problema), por ejemplo el tener las orejas caídas (Cocker, Basset, Beagle…) puesto que, por su posición, la oreja tapa el conducto auditivo, haciendo que su ventilación sea menor, por lo habrá mayor humedad retenida dentro. Este problema se verá aumentado si además son perros bañados con frecuencia. También hay razas que tienen el conducto más estrecho (Shar Pei) y otras que tienen tendencia a tener más pelo (Schnauzers y Terriers) en él, lo que favorece la infección.
Lo síntomas principales son, rascado fuerte y frecuente de la oreja u orejas afectadas, sacudir la cabeza o ladearla hacia el lado afectado, mal olor e incluso puede llegar a notarse pérdida auditiva.
La observación en la clínica mostrará el oído (e incluso la oreja a causa del frecuente rascado) muy rojo e irritado, y un exudado (líquido o sustancia que proviene del interior) con diferente color y consistencia según cual sea el origen de la infección.
Puede tener muchas causas, pero las principales son: Cuerpos extraños (muy frecuentemente espiguillas o semillas que se alojan en el oído dando lugar a la inflamación) Alergias (Alimentarias, Atópicas, o de contacto, pueden manifestarse muchas veces en los Oídos) y Microorganismos (parásitos, hongos y bacterias).
Esta es la parte que considero más importante y útil de esta entrada, pues muestro el aspecto (color y textura) que tiene la secreción de la oreja según cual sea el microorganismo que esta originando el problema:
Si el origen de la infección es un parásito, frecuentemente estará causada por el ácaro Otodectes Cynotis, y la secreción será negra y seca, recordando a posos de café.
Si el problema es un Hongo (Malassezia) el exudado también será negro, pero en este caso algo más marrón y seroso (grasiento).
Si la causante es una Bacteria, la secreción será amarillenta, húmeda y muy olorosa.
Esto nos da pistas sobre qué está originando el problema, pero es importante confirmarlo, por ello tu Veterinario cogerá una muestra para analizarla y saber a ciencia cierta que microorganismo está presente. Una vez conocido, nos dará el tratamiento (por lo general gotas para aplicar en el oído) que será específico para cada cada caso, por lo que sería un antifúngico, antibacteriano o antiparasitario según cada caso, existen medicamentos que combinan varias de estas acciones y normalmente suelen tener también efecto antiinflamatorio.
Es importante que nuestro Veterinario nos explique como aplicar las gotas. Como se ve en la imagen, el conducto desciende inicialmente en dirección vertical, para seguir en horizontal y acabar en la membrana timpática. Antes de empezar debemos «tirar» de la oreja hacia arriba, para tratar de «verticalizar» la segunda parte del conducto (que discurre en horizontal), en esta posición, aplicamos las gotas, para que así lleguen hasta el final del conducto, y sin soltar la oreja, masajeamos el conducto con el dedo pulgar de la otra mano para asegurarnos de que el producto alcanza todo el conducto antes de que el perro sacuda la oreja (que lo hará en cuanto soltemos).
Para prevenir en la medida de lo posible esta patología, es importante intentar secar bien las orejas después del baño, y en caso de animales predispuestos, que suelen padecer de Otitis, se deben aplicar frecuentemente limpiadores específicos, que limpian la zona evitando que la suciedad se acumule. Suelen comercializarse en clínicas y tiendas especializadas en forma de ampollas monodosis, y la dosis y frecuencia de aplicación dependerá de las necesidades del perro.