Hace tiempo que quería tratar este tema y este me parece un buen momento para hacerlo ya que se aproxima la época de calor. En la entrada anterior, hablaba de los mecanismos con los que cuentan los perros para regular su temperatura corporal que, como decía, no son tan eficaces como los nuestros por lo que los golpes de calor son relativamente frecuentes y muy peligrosos.
Las temperaturas elevadas propias del verano, lugares cerrados sin ventilación y en especial determinadas circunstancias como perros encerrados en coches, hacen que su temperatura corporal se vaya elevando rápidamente y pronto sus limitados sistemas de termoregulación son incapaces de eliminar el calor sobrante. Entonces la temperatura corporal sigue elevándose descontroladamente y pronto se producen daños en los órganos internos y fallan los procesos fisiológicos. Estos daños puede ser temporales o irreversibles y en muchos casos provocan la muerte del animal en cuestión de minutos.