Hace tiempo que quería tratar este tema y este me parece un buen momento para hacerlo ya que se aproxima la época de calor. En la entrada anterior, hablaba de los mecanismos con los que cuentan los perros para regular su temperatura corporal que, como decía, no son tan eficaces como los nuestros por lo que los golpes de calor son relativamente frecuentes y muy peligrosos.
Las temperaturas elevadas propias del verano, lugares cerrados sin ventilación y en especial determinadas circunstancias como perros encerrados en coches, hacen que su temperatura corporal se vaya elevando rápidamente y pronto sus limitados sistemas de termoregulación son incapaces de eliminar el calor sobrante. Entonces la temperatura corporal sigue elevándose descontroladamente y pronto se producen daños en los órganos internos y fallan los procesos fisiológicos. Estos daños puede ser temporales o irreversibles y en muchos casos provocan la muerte del animal en cuestión de minutos.
Con esta entrada pretendo alertar a los dueños para evitar esta situación que se repite todos los veranos. Por tanto, mucho cuidado con vuestros perros los días de elevadas temperaturas y/o humedad ambiental alta. Es muy importante que siempre tengan acceso a agua fresca y sombra. Si hace mucho calor puedes humedecerle a menudo cara y orejas (es muy cómodo utilizar un pulverizador) y sobre todo no dejes a tu perro solo en el coche. Es habitual pensar «por media hora no pasará nada», pero en un día de calor pocos minutos pueden ser suficientes para desencadenar un golpe de calor, de hecho la mayoría ocurren en estas circunstancias, y cuando volvemos es demasiado tarde para nuestra mascota.
Afortunadamente, cada vez más gente es consciente de lo peligroso de dejar a su perro solo en el coche en estas circunstancias, lo que es menos conocido es el poquísimo tiempo que es necesario para tan terrible desenlace.